Desde un punto de vista muy personal y además muy modesto, os quiero dar la bienvenida a mi segundo blog, relacionado como no al baloncesto, mi baloncesto.
Ante todo quiero dejar claro que mi lengua oficial es el catalán, pero que por un par de anécdotas que me sucedieron en mi anterior blog, este lo voy a escribir en castellano, lengua que además estoy muy orgulloso de poder hablar y escribir creo que más o menos correctamente. Ojalá el próximo me anime a hacerlo en inglés, pero ya veremos, tiempo al tiempo.
Una frase que me gusta mucho resume un poco el tema a tratar en este pequeño blog. Para hacer algo bien te lo tienes que creer, y si por tú solo no eres capaz de creértelo, alguien te tiene que ayudar a creértelo. En caso que nos incumbe, el entrenador de baloncesto.
Creer que haces algo bien, no significa ser un creído. Un creído es el que se cree el mejor en todo. Creer que hacemos algo bien significa que nosotros mismos somos capaces de reconocer que hemos alcanzado un cierto nivel en algún aspecto del juego, y que además con esta capacidad, soy capaz de aportar algo positivo al equipo.
Efectivamente y como el título del post indica, estamos hablando de la confianza. Desde mi punto de vista, la confianza es clave y esencial en muchos aspectos de la vida, pero en el deporte en general y el baloncesto en particular, en mi opinión supone un alto porcentaje de las posibilidades de éxito. No me atrevo a decir un porcentaje en concreto, primero porque no creo que lo haya, pero segundo porque personalmente le atribuiría un porcentaje demasiado elevado del que quizás realmente tenga.
Ejemplos de fracaso por falta de confianza los hay infinitos y para mí el gran fallo, en este caso, es del entrenador. El entrenador tiene que entrenar y mejorar la confianza de sus jugadores. Nunca será un buen entrenador aquel que se rija únicamente en la corrección en base al error, el que solo tenga comunicación cuando haya que corregir un fallo del jugador, o el que solo penalice cuando haya un error, sea técnico o táctico.
Evidentemente, podemos diferenciar entre un entrenador de base, o un entrenador senior. El entrenador base, además de cuidar la confianza de sus jugadores, deberá mezclar-la con la educación de los valores y los buenos hábitos, tanto de respeto como de actitud.
Un entrenador senior creo que sus jugadores, los buenos hábitos y el respeto ya los deberían tener, o sino quizás se equivocó en elegir a sus jugadores. La actitud ya es otro tema, y además va ligado a la confianza.
Volviendo a los ejemplos de falta de confianza y de falta de entrenamiento y mejora de ella, se me ocurren un par de nombres que bien podrían ser perfectamente un buen ejemplo.
Uno de ellos, y que yo recuerdo perfectamente es Ersan Ilyasova. Ersan llegó al Barcelona el verano de 2007 procedente de los Bucks, y en aquel entonces se encuentra en Barcelona con Dusko Ivanovic. No tengo el placer de conocer a Dusko Ivanovic, pero a mí entender no es un buen motivador o entrenador de confianza. Ilyasova juega una primera mitad de temporada desastrosa, le recuerdo haciendo mas de uno y dos airballs y fallando debajo del aro tras rebote, esto en caso de jugar. A mitad de temporada cesan a Dusko y entra Pascual, y Ilyasova empieza a anotar con facilidad, especialmente desde la línea de tres, donde antes no metía una. Se convierte un jugador esencial para el Barça y en uno de los mejores 4 de Europa. Esta claro que aquí hubo un cambio de confianza en el jugador, y fue potenciada por el entrenador.
Alguien me podría replicar que con Dusko, Trías fue MVP de una Copa del Rey, y evidentemente yo le tendré que decir, que en este caso Dusko hizo un trabajo de confianza enorme con Trias, porque desde mi punto de vista Trias, sin un nivel de confianza, forma y un sistema de juego adaptado a sus características, nunca hubiera sido MVP de una Copa del Rey.
Vemos pues, dos ejemplos claros y de la misma persona con ambos puntos de inflexión a un tiempo muy corto y sin lesiones de por medio, cambio que para mí es debido evidentemente, al incremento o decremento de confianza.
Vistos dos ejemplos me gustaría hacer hincapié en como un entrenador puede fomentar la confianza de sus jugadores. Primero el entrenador tiene que tener claro que ha construido un equipo y que por lo tanto en este equipo hay varios roles. Estos roles, tienen que ser cómodos para sus jugadores, y si no lo son, el entrenador tiene que verlo modificarlo porque sino ahí empieza un problema.
Si el entrenador tiene un equipo, y tiene unos jugadores contentos con sus roles (cosa que no es fácil ni mucho menos), entonces el entrenador puede empezar a exigir y trabajar en base a potenciar la confianza en sus jugadores.
Veamos dos ejemplos de esto, un jugador por ejemplo que a mí personalmente me gusta mucho como ejemplo de profesionalidad y garra (dejando a parte los colores). Felipe Reyes, creo que juega con un nivel de confianza excelente, porque siempre que juega aporta, y aporta a veces en puntos, pero a veces en otros aspectos como confianza del grupo, rebote o bien defensa. Muchos de estos aspectos pueden ser potenciados por el entrenador premiando al jugador después de una buena defensa, de un buen rebote o de una buena acción con su compañero.
Otra opción seria no decirle nada y cambiarlo cuando la cague en alguno de los anteriores aspectos. Para mí la mejor opción es la primera, sin duda.
Cada jugador se tiene que sentir valorado para lo que ha aportado o para lo que puede aportar, y solo entonces conseguiremos que el jugador empiece a aportar en otros aspectos que no son su punto más fuerte.
El entrenador es el encargado de saber identificar que jugador, y cuando necesita una buena palabra, un toque en el culo, o quizás un cambio. El entrenador tienen que tener claro que nivel puede exigir y en que aspectos va a recibir mas o menos de cada jugador, y a partir de ahí tiene que intentar potenciarlos y mejorarlos, siempre en base a la confianza.
Para ir acabando, decir que no pretendo enseñar a nadie. Primero porque no me creo ser nadie para poder decir que mi opinión es la mejor, y segundo porque el objetivo de este texto no es dar ninguna lección.
El objetivo es mostrar una opinión personal acerca de un aspecto, insisto clave, en el baloncesto, el deporte i la vida, que es la confianza.
Salut i bàsquet!